Según iba avanzando la semana, el hombre del tiempo iba colocando más nubes grises con gotas en nuestra adorada Tierra de Campos. Claro está, que tanto insistir, tanto insistir. acertó en las predicciones. Pero eso no hizo que se nublara nuestro corazón optimista y esperanzado. Los brazos y almas madrugadoras de voluntarios incondicionales, colocaron y recolocaron las vallas que bordeaban el recorrido zigzageante de las calles de nuestro querido y reducido pueblo. Montaron las carpas para guarecernos del chaparrón, mientras entregaban el dorsal o inscribían a nuevos y tardíos corredores, presentaban la recompensa de los corredores (saquito de lentejas y una botella de agua, del tiempo). Nuestros voluntarios también sirvieron como "gorrillas" improvisados en el parking de las eras, padeciendo frío en sus manos, lluvia en su cara y barro en sus calzados. Los ciclistas expertos, se ofrecieron a guiar a los más rápidos de la carrera, y a alentar a los participantes más rezagados.
En la reunión convocada por el Alcalde el día anterior al día D, se respiraba la solidaridad de los voluntarios y las ganas de participar. En este aspecto vamos "sobrados". Esto también lo percibía uno de los coordinadores de la organización al darse cuenta de que la mitad de los corredores y parte de sus compañeros, habían equivocado su destino: VILLAFRADES de Campos con VILLARDEFRADES. Sí, aparentemente suenan muy parecido, pero la separación es de 56 Km de nada. y a los visitantes, les hace mucho trastorno equivocarse. Es nuestro eterno sino.
Según se iba acercando el momento de la carrera, el cielo iba abriendo claros entre las tupidas y grises nubes, hasta que finalmente nos dio una tregua a los corredores, pero a cambio nos dejó algunos charcos traicioneros en el recorrido. Nuestro corazón iba latiendo cada vez más fuerte, más excitado. las caras de los veteranos reflejaban concentración. Por el contrario, las nuestras, las vírgenes en estas competiciones, reflejaban un pensamiento contradictorio. Por un lado, ¿qué hago yo aquí? y por otro. ¡¡a por todas!!. El sonido seco de la pistola disparada al aire nos devuelve a la realidad y hace que nuestras piernas se pongan en funcionamiento recorriendo las calles de nuestro pueblo.
El recorrido de la legua villafradeña va "jugando" con tus esperanzas. Debido a la poca superficie del pueblo, hay que hacer recorrido en zigzag. Desde el punto de vista del corredor, en cada ida y venida te daba y quitaba esperanzas. Me explico mejor. Cuando pensabas que al dar la vuelta por el puente del cementerio, bajas recto a la fuente y te vas bordeando por la casa de Lola. ahí cerca ves la plaza de las escuelas!! Pero NO. El recorrido te tiene una sorpresa! Debes ir por la calle del Cristo y bordear la Iglesia, pasar por el parque de Teodoro Gordaliza hasta la casa de Rafa, girar y pasar por el parque de siempre. y sí, ahí finalmente está el arco de la meta!!! Pero no pasa nada, todo se perdona porque en cada esquina, incluso en la más alejada del recorrido, ahí había algún paisano, familiar o amigo animando en la carrera o soltando algún chascarrillo para regalarte una sonrisa.
No sé si con la edad me estaré volviendo "ñoña", pero ahora entiendo a los grandes atletas cuando se derrumban al llegar a la meta después de realizar una maratón. Salvando las grandes distancias que hay entre una legua y una maratón, yo me sentí igual. Me temblaban las piernas y el corazón me iba a mil, a punto de estallar. El objetivo de completar el recorrido se había cumplido!!! y sé que es una de tantas experiencias que me unirán más a Villafrades de Campos y a su gente, y por supuesto a mis compañeros de recorrido.
Como colofón de la gran legua villafradeña, nos convidaron a una degustación de quesos típicos de la zona y un puchero de lentejas pardinas, lo cual, después del esfuerzo realizado, es una gran fuente de energía para reponer fuerzas.
Así que, nos vemos en la siguiente legua?
Villafrades de Campos
Ctra Palencia-León km 39
47606, Villafrades de Campos(Valladolid), Spain