Villafrades por versos.
Un nuevo espacio para que que los Villafradeños compartan con el mundo un mundo de poesía.
Villafrades de Campos 18 de Enero de 2014. María Pilar García Pastor
Bienvenidos al vuestro nuevo espacio, y digo "vuestro" con toda intención. En este espacio os invito a participar con vuestros poemas, cuentos cortos, rimas, pequeñas ficciones que nos acerquen nuestro pueblo, en colores literarios. Si quereis participar, enviad vuestros textos a info@villafrades.net
Esta sección no tendrá ninguna periodicidad determinada. Pero esperamos ver este titular en nuestras pantallas con frecuencia. ¡Ánimo a todos!.
Para bautizar nuestra sección, nada mejor que empezar con unos versos de nuestro poeta más conocido y recordado. Hablo de, por supuesto, Velay
Recuerdos.
Maximino Rodríguez Herrero (Veláy)
Del libro "Villafrades de Campos ¡Este es mi pueblo!" (ver más)
Estoy viendo que estas
o estos romances caseros
se van alargando mucho,
mas del fin que me he propuesto,
porque yo empecé a escribir
solamente unos recuerdos
ligeramente descritos
de lo que viví en mi Pueblo,
y ahora me va resultando
que, según voy escribiendo,
surgen cosas y costumbres,
y personas y sucesos
que merecen mis cariños,
mi gratitud y mi afecto;
y no debo de olvidarlas
ni guardar de ellas silencio.
Esto dije anteriormente
en mi librito primero,
y esto lo repito ahora
cuando amplío aquel folleto.
Y pués esta es una historia
de la vida de mi Pueblo,
que escribo con mil amores
y que a mi Pueblo le entrego,
seguiré mi narración,
y a la postre ya veremos
como salgo de este lío
en que me estoy envolviendo.
Hagamos memoria; a ver
de cuantas cosas me acuerdo:
del barro que va a Madrid
y vuelve como cemento
pegado a los zapatones
que lo llevaron cubriéndolos
los hombres de Villafrades
que van a vender el queso:
las albarcas con tarugos,
las capas de paño recio
de Astudillo, pardas, largas,
de cuatro arrobas de peso;
el Campillo con los sustos
de ver volar a los muertos
cuando yo iba para casa
de noche, muerto de miedo:
el tocar a "tente nube"
en noche de gran respeto,
y las castañas asadas
para espabilar el sueño;
las naranjas de las Eras,
las uvas de los majuelos,
los agraces delas viñas,
la vendimia con "terreros"
y la sucia "lagareta";
las quintas con el sorteo
de la bola negra a Cuba,
que era ya ir al cementerio:
San Antón, correr las "vueltas",
los "antruidos", o el "antruejo",
las carracas de las niñas,
los mazos de los mozuelos
que en aquellos soportales
remedaban al infierno.
De noche a "correr la potra"
cuando el río es puro hielo;
los sorianos son carretas
con tablones y maderos;
el pobre pozo "piejoso"
o estos romances caseros
se van alargando mucho,
mas del fin que me he propuesto,
porque yo empecé a escribir
solamente unos recuerdos
ligeramente descritos
de lo que viví en mi Pueblo,
y ahora me va resultando
que, según voy escribiendo,
surgen cosas y costumbres,
y personas y sucesos
que merecen mis cariños,
mi gratitud y mi afecto;
y no debo de olvidarlas
ni guardar de ellas silencio.
Esto dije anteriormente
en mi librito primero,
y esto lo repito ahora
cuando amplío aquel folleto.
Y pués esta es una historia
de la vida de mi Pueblo,
que escribo con mil amores
y que a mi Pueblo le entrego,
seguiré mi narración,
y a la postre ya veremos
como salgo de este lío
en que me estoy envolviendo.
Hagamos memoria; a ver
de cuantas cosas me acuerdo:
del barro que va a Madrid
y vuelve como cemento
pegado a los zapatones
que lo llevaron cubriéndolos
los hombres de Villafrades
que van a vender el queso:
las albarcas con tarugos,
las capas de paño recio
de Astudillo, pardas, largas,
de cuatro arrobas de peso;
el Campillo con los sustos
de ver volar a los muertos
cuando yo iba para casa
de noche, muerto de miedo:
el tocar a "tente nube"
en noche de gran respeto,
y las castañas asadas
para espabilar el sueño;
las naranjas de las Eras,
las uvas de los majuelos,
los agraces delas viñas,
la vendimia con "terreros"
y la sucia "lagareta";
las quintas con el sorteo
de la bola negra a Cuba,
que era ya ir al cementerio:
San Antón, correr las "vueltas",
los "antruidos", o el "antruejo",
las carracas de las niñas,
los mazos de los mozuelos
que en aquellos soportales
remedaban al infierno.
De noche a "correr la potra"
cuando el río es puro hielo;
los sorianos son carretas
con tablones y maderos;
el pobre pozo "piejoso"
con un agua que da miedo
por su clase y por su historia
que agiganta sus defectos:
el queso, los requesones
que le dan fama a mi Pueblo
al que acuden los domingos
tantas gentes a comerlos,
y se relamen de gusto;
aunque yo los aborrezco
desde que tomé un hartazgo
del que a poco más reviento.
Aquellas ricas rosquillas,
aquellos ricos torreznos,
las "cagarretas" tan finas,
a pesar del nombre feo
que tienen, pero que saben...
(eso hay que ir allí a saberlo):
ir a "correr" las morcillas
cuando se mataba el cerdo;
las Bodegas; una de ellas
de mi tío Juan Herrero
a donde iba con Acacio
a tomar unos REFRESCOS
de ceecina y longaniza,
o chorizos SABADEROS
¡Qué bien se arreglaba el mundo
con aquel vinillo fresco
que levantaba el espíritu
y daba salud al cuerpo!.
El TIO Rabioso gritando
su aguardiente DE LO BUENO;
después vino el tio Rodrigo,
otro rabioso moderno;
la caza de las calandrias
con zarandón y cencerros;
allá la fuente "Las Pájaras"
y la de Arenales, lejos,
cerca de Herrín, con sus sombras
de cardos y de "cinielgos"
que acaso sean las únicas
que hay en el campo del Pueblo:
con el agua de esas fuentes
en Julio se ahoga un jilguero.
(¡Qué gloria para un Alcalde
que tuviera el bello gesto
de abrir unas cuantas fuentes
en los campos de mi Pueblo!).
Después de la "Senda Retores"
para subir a los Tesos
Taragudillo y Terálvaro,
que son los montes del Pueblo.
Y aquel bando de Avutardas
tan grandes como Camellos,
que mis primos Valentín,
Giraldo y Acacio Herrero
al ver que no mataba una
tanta burla de mi hicieron,
¿qué fué de ellas; se han marchado,
aun me esperan, o se han muerto?.
Y viene "Antón", el marrano
que se ha adueñado del Pueblo
y se va de casa en casa
refunfuñando y gruñendo,
pidiendo llenar la andorga
y nunca se encuentra lleno:
¿un marrano...?¡pues no hay pocos
viviendo a costa del Pueblo!.
por su clase y por su historia
que agiganta sus defectos:
el queso, los requesones
que le dan fama a mi Pueblo
al que acuden los domingos
tantas gentes a comerlos,
y se relamen de gusto;
aunque yo los aborrezco
desde que tomé un hartazgo
del que a poco más reviento.
Aquellas ricas rosquillas,
aquellos ricos torreznos,
las "cagarretas" tan finas,
a pesar del nombre feo
que tienen, pero que saben...
(eso hay que ir allí a saberlo):
ir a "correr" las morcillas
cuando se mataba el cerdo;
las Bodegas; una de ellas
de mi tío Juan Herrero
a donde iba con Acacio
a tomar unos REFRESCOS
de ceecina y longaniza,
o chorizos SABADEROS
¡Qué bien se arreglaba el mundo
con aquel vinillo fresco
que levantaba el espíritu
y daba salud al cuerpo!.
El TIO Rabioso gritando
su aguardiente DE LO BUENO;
después vino el tio Rodrigo,
otro rabioso moderno;
la caza de las calandrias
con zarandón y cencerros;
allá la fuente "Las Pájaras"
y la de Arenales, lejos,
cerca de Herrín, con sus sombras
de cardos y de "cinielgos"
que acaso sean las únicas
que hay en el campo del Pueblo:
con el agua de esas fuentes
en Julio se ahoga un jilguero.
(¡Qué gloria para un Alcalde
que tuviera el bello gesto
de abrir unas cuantas fuentes
en los campos de mi Pueblo!).
Después de la "Senda Retores"
para subir a los Tesos
Taragudillo y Terálvaro,
que son los montes del Pueblo.
Y aquel bando de Avutardas
tan grandes como Camellos,
que mis primos Valentín,
Giraldo y Acacio Herrero
al ver que no mataba una
tanta burla de mi hicieron,
¿qué fué de ellas; se han marchado,
aun me esperan, o se han muerto?.
Y viene "Antón", el marrano
que se ha adueñado del Pueblo
y se va de casa en casa
refunfuñando y gruñendo,
pidiendo llenar la andorga
y nunca se encuentra lleno:
¿un marrano...?¡pues no hay pocos
viviendo a costa del Pueblo!.