La gallina castellana negra

Hace unos años que la Asociación de Amigos de la Gallina Castellana Negra intentan recuperar la cría de este ave de corral (principalmente desde la perspectiva de la avicultura ecológica) tan identificada con Tierra de Campos, organizando ferias y mercados de gallinas en distintas poblaciones con la raza negra castellana como estrella de dichos eventos.

Aunque bien es cierto que en los corrales de nuestro pueblo convivían gallinas de distintas razas, las más frecuentes eran las gallinas y gallos típicos castellanos. La famosa riada del año 1962 será una fecha trágica para esta especie, pues murieron ahogadas cientos de ellas según consta en una relación tomada a los vecinos de los daños sufridos. Pero será la introducción de híbridos en las explotaciones industriales en la segunda mitad del siglo pasado y la posterior gripe aviar, lo que hizo desaparecer prácticamente la raza y su estilo de producción.

Durante muchos siglos fue base en la alimentación de las familias villafradeñas que consumían preferentemente huevos, pollos y gallinas en su dieta gastronómica, pero además significó una fuente de economía importante para las menos pudientes, que comercializaban sus productos en los mercados de Villalón y Villarramiel. Muchos somos los que recordamos aún a la tía Catalina con sus cestas de huevos y las jaulas con conejos y gallinas vendiéndolas en estos pueblos colindantes.

Una vieja senda que circula entre Herrín y Villafrades, que ya utilizaron las razzias visigodas para transitar por esta zona, se conoce como camino de los contrabandistas o senda de las gallinas que fue muy utilizada para el tráfico de mercaderías clandestinas, especialmente gallinas y de ahí su nombre, hacia los florecientes mercados de Villalón del siglo XVI.

Gallina castellana negra

Raza de tipo mediterráneo, de tamaño mediano y conformación corporal de tipo ligero, que fue explotada comercialmente en España como excelente productora de huevos grandes y blancos, muy rústica y resistente a enfermedades, antes de la invasión de los híbridos comerciales que aún hoy se utilizan en la explotaciones intensivas para la obtención de productos avícolas. Por este motivo prácticamente desapareció de nuestros pueblos después de haber sido la raza de gallina española más productora de huevos.

Es la única raza española sin influencia extranjera y a su vez origen de otras razas. Es una raza rústica que era utilizada para la producción industrial de huevo blanco, y era considerada la mejor ponedora.

En la actualidad no puede competir en puesta de huevos con otras gallinas de puesta más industrial pero sí en calidad, siendo una gallina que por su altísima rusticidad es ideal para la producción de huevos en libertad.

Origen e historia

La raza tendría un origen africano y sería introducida en nuestro país por los árabes, razón por la que en tiempos se la denominó moruna, aunque en el norte de la Península parece ser que no fue conocida hasta finales del siglo XIX. Existen referencias de que fue la raza de gallinas que llevó Colón al continente americano en sus viajes, y servía para la alimentación de los marinos junto a los salazones y ahumados, proporcionando carne fresca y huevos a la tripulación e incluso se cita que Isabel de Castilla era un amante de las mismas. Igualmente se llevaría a Flandes en tiempos de Felipe II.

Es a finales del siglo XIX cuando se comienza a conocer bien en España como raza más o menos seleccionada, así la Asociación General de Ganaderos del Reino encomendó a su Sección de Avicultura que estudiara y redactara el patrón oficial de la raza, que se aprobó definitivamente en 1930.

Distribución geográfica

Debido al supuesto origen africano de la raza y a que la dominación en el sur de la Península duro más tiempo, es ahí donde hubo más de estos animales antes de que se produjese su práctica desaparición.

En la actualidad se pueden encontrar reducidos lotes en el sur así como en pueblos de Castilla y León y de Castilla la Mancha, en muchos casos mezcladas con sangre de otras razas.

En el INIA se cuenta con una población de varios cientos de gallinas y se está realizando un trabajo de selección y mejora. Desde este núcleo, se ha empezado a suministrar gallinas a pequeños criadores de la Península.

Afortunadamente, hoy su conservación está asegurada.