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MAXIMINO RODRIGUEZ HERRERO (VELAY): UN VILLAFRADEÑO EMPRENDEDOR Y POETA

Maximino Rodríguez es uno de esos paisanos ilustres de una generación que se vio obligada a emigrar lejos de su tierra. Villafrades, como el resto de pequeños núcleos rurales, se ve afectado por una grave crisis económica y social a finales del siglo XIX, que debido al bajo nivel adquisitivo de las familias y el alto crecimiento demográfico expulsa a parte de sus jóvenes a grandes urbes como La Coruña, Vigo, El Ferrol o Logroño. Emigran en busca de un futuro mejor en el floreciente sector industrial. Cayetana y Pedro Ramos, Emiliano Pastor, Eugenio Herrero, Eulogio Pastor, o nuestro biografiado, son algunos de esos villafradeños emprendedores que impregnados de esos sólidos valores del terruño, adquirieron reconocido renombre allá donde se aposentaron.

Maximino Rodríguez Herrero nació en Villafrades de Campos el día 21 de febrero de 1873 a las dos de la mañana. Fue bautizado de urgencia en la Iglesia de San Juan Evangelista ese mismo día.

Hijo de Cirilo Rodríguez Gutiérrez (1836-1894), jornalero del campo, y Sebastiana Herrero Herrero (1839-1916), naturales y vecinos de nuestro pueblo y residentes en la calle Empedrada, número 25. Fue el más pequeño de seis hermanos: Lorenza (1858), Esteban (1860), Amando (1862), Isidoro (1867), y Emiliano (1871). Lorenza y Emiliano morirían de corta edad debido a una epidemia que sacudió a la población y afectó fundamentalmente a los párvulos. De todos ellos el único que permaneció en Villafrades fue Esteban, quien contrajo matrimonio con Juana del Olmo Brime en 1885.

La infancia de Maximino transcurre como la de cualquier niño de su edad. Alumno del buen maestro Don Lucio Rodríguez, del que tiene gratos recuerdos y afirma no aprendió lo suficiente, pues, "un maestro a cien muchachos, poca lección pudo dar". También recibe enseñanzas de canto en latín del organista Crispín Becayo Ramos y se inicia en el gregoriano para el culto ayudando en la misa.

A la edad de 12 años, una fría noche de diciembre "de helada formidable que congelaba el aliento, las palabras y la sangre", por voluntad propia y con el consentimiento de sus padres, se traslada a Ferrol (La Coruña). Según sus propias palabras se va como aprendiz del gremio del comercio (era muy frecuente en las familias del pueblo con establecimientos fuera, acoger a parientes o conocidos en sus negocios y ya había algunos por entonces en toda la costa gallega).

Su padre fallece en 1894 y poco tiempo después, en 1902, hace pública su primera obra literaria titulada "Tristes Recuerdos". Está formada por un conjunto de poemas dedicados a su padre, desde su fallecimiento hasta el octavo aniversario del mismo. Constituye un hermoso conjunto de versos impregnados de melancolía, pena y añoranza por la pérdida del ser querido. Además, el libro incluye otras rimas con distinto tono emocional: uno de carácter autobiográfico, otro dedicado a su madre y un bonito soneto dedicado a Villafrades de Campos.

Especialmente interesante es uno de los poemas de esta publicación, titulado "Un recuerdo y una lágrima". En él, al evocar la figura de su padre, relata la participación del mismo en algún conflicto bélico de la época, del que vuelve herido y condecorado. Los siguientes versos nos hacen pensar que muy posiblemente se trate de algún episodio de las guerras carlistas:

"Por una idea política
a la guerra se lanzaron:
Por un rey que proclamaron
llamaron al pueblo a sí"

"Más todo acabó, las tropas
adictas al Rey de España
Os ganaron la campaña
y os tuvisteis que rendir"

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Pintura sobre la guerra carlista (A. Ferrer- Dalmau)



Estos versos de Maximino, que relatan una guerra entre un "rey proclamado" (que pudiera ser el infante Carlos María Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII y pretendiente al trono español a la muerte de este) y otro "Rey de España", que no puede ser otro que Alfonso XII quien, tras la Restauración borbónica en 1874, encarna la monarquía liberal durante la tercera y última guerra carlista (1872-1876). Estos hechos y su correspondencia cronológica con los personajes, nos permite afirmar que muy probablemente Cirilo Rodríguez Gutiérrez, el padre de Maximino, sea el primer villafradeño carlista identificado como tal y con una participación activa en estos episodios de nuestra historia del siglo XIX.

En el año 1900 contrae matrimonio con Ramona Dopico Rodríguez en la Iglesia de San Julián de El Ferrol. Era ésta una joven ferrolana, hija de una familia de comerciantes con la que solía coincidir en las comedias y bailes que se organizaban en el Centro Recreativo o el nuevo Liceo.

Mercado

Calle Iglesia (Ferrol), frente al mercado, donde se localizaba la tienda de Maximino

El talante abierto y locuaz que adquirió como dependiente de comercio, unido a su faceta entusiasta y emprendedora, hará que, durante los primeros años del siglo XX, Maximino pase a ser propietario de su propio negocio. Su dedicación preferente será la gestión de su tienda de telas y sedas de la calle Sagasta (luego Iglesia), situada frente al mercado. Comercializaba con todo tipo de paños nacionales y de importación (sólo admitía su pago de riguroso contado) y abastecía a la mayor parte de la población ferrolana de corsés, fajas, gorras, pañuelos, capas, bufandas, pieles, y lana lavada para colchones que recibía posiblemente desde su pueblo.

Anuncio

Anuncio comercial. Almanaque de Ferrol


Para abastecerse, al inicio de temporada, solía hacer frecuentes salidas a Castilla, Madrid, Barcelona, Zaragoza, en muchos casos acompañado por su amigo y dueño de unos acreditados almacenes mayoristas Benigno Caballo o su apoderado Emilio Bidegain. Una de sus exclusivas era el famoso papel de fumar "BAMBU" que trabajaba al por mayor.

Maximino, que era un hombre muy culto y de exquisita educación, poco a poco se ganó la simpatía de su clientela y llegó a ser una personalidad relevante en la ciudad, donde gozó de un gran prestigio social y profesional.

Comercio

Cámara de Comercio. Almanaque de Ferrol.

Su preocupación e inquietudes por el desarrollo de la ciudad, le llevaron a participar activamente en la vida profesional local siendo miembro de organizaciones como la Cámara de Comercio (que entonces tenía gran actividad) en la que ingresa en 1904. Aquí conocerá a personas que formarán su círculo de amigos, como Segundo Cotovad o el mencionado Benigno Caballo, coincidiendo además con su paisano Emiliano Pastor Giraldo que también se dedicaba al comercio textil.

Desde esta organización de empresarios realizará, junto con el resto de directivos, gestiones tangibles en beneficio de El Ferrol, como la apertura de las líneas de ferrocarril a Betanzos y Gijón, alcantarillado y traída de aguas, mejora de la luz eléctrica, homenaje a Canalejas, ampliación de las instalaciones del puerto y fomento de actividades comerciales. En esa época se pone en funcionamiento la biblioteca de la que se encargó durante un tiempo y los cursos de formación en comercio para jóvenes. Cuando en 1909 se crea el Boletín Oficial de la Cámara, será uno de sus redactores. En 1910 propone a su amigo Benigno Caballo como presidente de la entidad siendo aceptado por unanimidad. En ese acto, Maximino tuvo unas palabras muy elogiosas para Emilio Antón Iboleón, que fue el saliente, elogiando su gestión, que agradaron mucho a los socios, pues Emilio, que fue varias veces alcalde de la ciudad, era de una corriente ideológica distinta a la de Maximino. La implicación de este grupo de empresarios supuso un gran impulso económico e industrial de un Ferrol que estaba en una etapa de cierta decadencia.

Ideológicamente republicano y progresista, Maximino, en su participación en el Ayuntamiento, durante los plenos, aparece con un talante dialogante y conciliador, con propuestas relacionadas con la construcción de escuelas, alumbrado, higiene y seguridad del mercado y con la Fundación Benéfica Ramón Plá (Marqués de Amboage) que aportaba la cuota de redención para soldados pobres. Trató de dar impulso a las obras públicas, de empedrado de calles y aceras, alumbrado y serenos, pues le preocupaba el adecentamiento urbano de la ciudad. A la vez también se muestra reivindicativo: "no guardara silencio hacia aquello que nos deprime y sea remediable" eran sus palabras.

Había llegado a la política animado por dos prestigiosos empresarios amigos suyos: D. Pedro Maristany y D. Fernando Restrebada. El 25 de abril de 1909 se inscribe como candidato a las elecciones por el distrito tercero. Tras salir elegido hará su presentación como concejal el día 1 de julio de ese mismo año.

A partir de 1914 asumirá la presidencia del Partido Republicano de Ferrol lo que le obliga a una implicación más activa. Participa en algún mitin convocado por los obreros de la institución benéfica de la Constructora Naval con objeto de solicitar del Consejo y Ministerio de Marina que se autorice la construcción de una escuela para obreros fuera de los muros del Astillero. También secunda la iniciativa del homenaje al general Joffre, y se niega a que se quiera quitar de la plaza el Regimiento de Zamora que se pretendía llevar a La Coruña.

Al poco tiempo se ve obligado a hacer una depuración para renovar el partido que se encontraba fragmentado, y en comité se decide expulsar del mismo a los concejales Miguel Martínez Brañas y Vicente Quintela por desacato a los intereses republicanos y no sujetarse a lo acordado en una votación. El partido había degenerado y algunas voces acreditadas como D. Ramón Ollero Ráfales opinan que debía de haber muchas más expulsiones: "¡que no quede una sola manzana podrida entre las buenas que pueda haber, aún hay lobos viejos en el redil!".

De nuevo como concejal, segundo teniente alcalde y encargado del departamento de consumo en 1916, hace su presentación el 1 de enero de ese año, como representante de los republicanos con estas palabras: "Entiendo que aquí se viene a hacer administración y que con esa esperanza y esos deseos les fueron otorgados los votos. No trae un programa, porque estos quedan incumplidos por dificultades en la práctica. Todos vienen animados de los buenos deseos de ferrolanismo, porque están en ese deber y tienen ese propósito. La minoría que representa aunque se debe a un partido y corresponderán al mandato de sus electores como políticos, aquí no vienen a hacer política y sí a hacer buena administración"1.

Nuevamente en esta etapa le preocupa el tema urbano, dar ocupación a los obreros en paro en obras municipales, la construcción de un edificio de correos y telégrafos, o salir en defensa de los intereses de los ancianos del asilo.

Ante un debate sobre la asistencia del Ayuntamiento a los festejos religiosos se manifiesta partidario de que asistan los que tengan esas creencias y dejar de hacerlo los que no las tengan, pero desde el momento que el Ayuntamiento acuerde ir con los empleados y maceros, no se respeta las creencias de estos y existe una violación de las mismas, pidiendo que la moción se retire y así lo ruega a los firmantes.

Bouzas

Vista del puerto de Bouzas

Su participación más brillante en este periodo será cuando va como comisionado a Bouzas (puerto de Vigo) para hablar con los armadores de los barcos pesqueros que habían decidido hacer estación en el puerto de El Ferrol y con ello recabar la seguridad de que lo siguieran haciendo así, puesto que se había generado una competencia con el puerto de La Coruña por la pesca, incluyendo intentos de desprestigio. Con gran entusiasmo y regocijo recibieron dichos armadores y el pueblo de Bouzas a la comisión, con cohetes, vivas y manifestaciones de alegría y bienvenida. Tras una disertación de Maximino, que fue aclamado por los asistentes, los armadores le dieron la seguridad más completa de que pasara lo que pasara y por encima de todo los barcos seguirán amarrando con su pesca en El Ferrol.

Sufrió su mayor disgusto político en marzo de 1917. Se procedía al nombramiento de depositario municipal, y salió derrotado el candidato republicano, nuevamente por la indisciplina y traición de dos concejales de dicho partido. Inmediatamente renuncia como jefe de la minoría republicana y concejal del Ayuntamiento y presenta su baja en el partido. El Correo Gallego publica esta nota que hace llegar Maximino el 19 de febrero de 1917: "...yo que había aceptado un puesto de lucha en el partido y que a él consagré honradamente toda mi voluntad, no quiero prostituirme ni envilecerme conviviendo con indisciplinados y traidores que con tal desahogo y desfachatez venden a su partido y comprometen la seriedad y buen nombre de sus compañeros".

Picota

Girgado y el niño Jesús María Herrero en la Picota. Archivo R.G.P.


Tras este episodio, Maximino, que poco antes había sufrido la pérdida de su madre Sebastiana, desaparecería de la escena política. Se le encuentra dedicado a una de sus pasiones, la caza. Acompañado de su amigo Girgado, sacará licencia de armas y hará grandes excursiones lebreras por Galicia o Villafrades ya que que con la línea de ferrocarril a Palencia en funcionamiento tenía fácil desplazamiento. Francisco Alonso, Alpiniano el tablajero y Zoilo, eran tres cazadores expertos, amigos y paisanos villafradeños con los que recorría los rastrojos castellanos a la caza de "rabonas". A ellos dedica un capítulo, titulado "La caza" en su libro de Villafrades.

"También yo cuando esto escribo
me acuerdo de mis sabuesos
y de mi escopeta, y saltor
de alegría y gozo lleno
y mentalmente, soñando
voy allá a cazar con ellos".

En el año 1929 fallece su primera esposa y un tiempo más tarde tiene lugar su segundo matrimonio con Ángela Cabanas Montero, de la que también enviuda en 1950. No tuvo descendencia de ninguno de sus dos matrimonios.

Tras la dictadura de Primo de Rivera y la posterior proclamación de la Segunda República en 1931, Maximino vuelve a aparecer en el panorama político, formando parte, a nivel local, del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux durante el bienio llamado radical-cedista. Ante la desconfianza y rumores con que veían los ferrolanos a los radicales de los que Maximino era su presidente, en 1932 hace pública una nota y se dirige a la población informando que: "no constituye un coto cerrado o un santuario de republicanos herméticos e inaccesibles, sino que por el contrario, conformándose en todo a las aspiraciones de su jefe Sr. Lerreoux se esfuerza por todos los medios a su alcance en hacer comprender que sus puertas están abiertas para todos los ciudadanos de buena voluntad, vengan a él a cooperar por el triunfo de las genuinas aspiraciones de los republicanos, de los que vieron cómo su cabeza se cubría de nieve bajo la fémala de la Monarquía y la opresión de los que llegaron a ver la muerte antes que la República triunfante".

En 1933 los radicales ferrolanos acuerdan actuar nuevamente en el Consejo, del que se habían retirado. Por unanimidad se acordó el reingreso, toda vez que se deben al pueblo ferrolano, cuyos intereses consideran perjudicados por la gestión municipal. Fue elegida Junta Directiva asumiendo Maximino el cargo de depositario.2

Tenían el respaldo popular como se verá en las siguientes elecciones un año después, en 1934, en que vuelve como concejal electo del Ayuntamiento ferrolano. La corporación quedaba integrada por trece radicales, nueve derechistas, cinco de Izquierda Republicana (P.R.G), cinco socialistas y un independiente3. Se constituyó nuevo Ayuntamiento resultando alcalde su amigo Segundo Cotovad, pero sorprendentemente Maximino no se presentó a este acto. Es probable que estuviera influido por los acontecimientos del día anterior, cuando había comenzado la llamada Revolución de Asturias y que se extendió a El Ferrol donde los obreros del Arsenal se habían declarado en huelga, provocando algunos altercados en complicidad con la Guardia Municipal, cuyo jefe Ángel López, había recibido órdenes del exconcejal socialista Morgado de que observase una actitud pasiva al iniciarse el movimiento4.

Tras el hundimiento del Partido Radical en las elecciones de 1936, Maximino desapareció del escenario político, no sin antes haber creado el semanario Radical de Ferrol como órgano de propaganda del partido.

Defraudado de la política, en los años cuarenta se dedicó a escribir y a la literatura. Como colaborador habitual en la prensa gallega, llegó a tener en el Correo Gallego una sección habitual denominada "En serio y en broma" donde escribía artículos variados relacionados con la actualidad ferrolana de la época y, sobre todo, reivindicando derechos sociales con títulos tan sugerentes como: "Los Aprovechados" o "Las Pensionistas".

Libros

Publicaciones de Maximino Rodríguez


En el año 1945 se publica la segunda edición (la primera había sido en 1942), quizá la más completa y difundida, de su obra, y la más relevante para nuestro pueblo, titulada: "Villafrades de Campos. ¡¡Este es mi pueblo¡¡". Se trata de más de una treintena de versos que, en su conjunto, forman un amplio y completo testimonio histórico y sociocultural de la sociedad villafradeña del siglo XIX y sus costumbres. Abarca muy diferentes temas relacionados con la descripción física del pueblo, paisajes, labores agrícolas, tradiciones, leyendas, lenguaje, celebración de la fiesta, recuerdos familiares, costumbres, tipologías humanas y profesiones. Incluye una composición final dedicada a Galicia y varios poemas e invocaciones a la Virgen de Grijasalbas. Entre estas últimas, aunque el libro se publica en 1945, se incluye un verso escrito por Maximino en 1896 para que fuera dicho por el chivorra de la danza villafradeña antes de dar comienzo a la procesión de su fiesta mayor, según el pie de página escrito por el mismo Maximino. Desconocemos si finalmente fue declamada dicha composición, pero si tal cosa aconteció, estaríamos ante el verso del chivorra de la danza de palos de Villafrades más antiguo del que se tiene constancia escrita de su contenido.

Como interesante curiosidad, el libro mencionado incluye una parte final en prosa, a modo de epílogo, titulado "Datos para la historia de Villafrades" donde recopila las fuentes históricas que relatan el posible conflicto en 1517 entre el Cardenal Cisneros y varios nobles castellanos que culminó con la destrucción de una localidad terracampina denominada "Villafrate". En la actualidad, las investigaciones del P. Luis Fernández Martín5 y Rafael Gómez Pastor5 concluyen que posiblemente no se trataba de nuestro pueblo, pero es digno de elogio la recopilación de esos datos por Maximino ya que constituyen el primer intento serio, riguroso y documentado de dar algo luz a la historia antigua de Villafrades de Campos.

En 1948 publica la tercera obra literaria que conocemos y que también guarda una estrecha relación con nuestro pueblo. Se trata del libro titulado "El Húsar Tiburcio en la Guerra de la Independencia de Astorga", basado en la vida de este heroico soldado, Tiburcio Fernández Maroto, nacido en Villafrades de Campos en 1785 y fusilado por los franceses el 22 de abril de 1810, tras el asedio y rendición de la localidad leonesa de Astorga en el contexto de la denominada guerra de la independencia española (1808-1812). Le puso en contacto con la figura del Húsar el escritor y catedrático de la universidad de Santiago de Compostela, Ramón Otero Pedrayo, republicano y diputado a Cortes de la República quien había tenido como profesor a Marcelo Macías muy interesado por todo lo relacionado con el asedio de Astorga.

Maximino siempre mantuvo relación con Villafrades. Este afecto que sentía por nuestro pueblo y sus tradiciones se cristalizó en la financiación de la capilla actual de la Virgen de Grijasalbas, inaugurada el 30 de septiembre de 1952, en la Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista.

Los últimos años, padeció de uremia, una enfermedad renal crónica, que le fue empeorando progresivamente. El día 9 de octubre de 1961 fallecía el anciano y venerable republicano en su residencia de El Ferrol, calle General Franco (hoy Real), nº 207, donde había pasado gran parte de su vida, asistido por Manuela Paz Martínez. Sus restos reposan en el cementerio de Catabois, en El Ferrol.

Acacio

Maximino con su primo Acacio Herrero. Archivo R.G.P.


En resumen, Maximino Rodríguez Herrero, que utilizó el pseudónimo de "Velay" en sus obras literarias y colaboraciones periodísticas, representa un personaje emprendedor y polifacético, característico de la primera mitad del siglo XX en nuestro país. Comerciante, escritor y apasionado poeta como bien refleja en sus versos:

La poesía me encanta,
y me parece tan bella,
que cuanto más pienso en ella
tanto ella más se agiganta.

Y cuando la mente mía
dejo a su gusto pensar
lánzase ansiosa a buscar
Mi ideal: ¡la poesía!

Como político, era un hombre de orden, siempre hablaba de una manera clara, precisa y documentada; se autodefine como: "un hombre que si algo pretende en la política es ser recto, sincero, honrado... y tener disgustos; que si algo repugna y desprecia es la traición política".

A pesar de salir de Villafrades a una edad temprana, siempre se sintió profundamente vinculado a su pueblo de origen y a sus tradiciones e historia. Su obra literaria, de indudable valor estético, etnográfico e histórico, forma parte del legado cultural de nuestro pueblo de manera imperecedera.

Ismael Escobar Rodríguez, Rafael Gómez Pastor


Obras conocidas de Maximino Rodríguez Herrero (Velay):

  • Tristes Recuerdos. Imprenta La Marina (El Ferrol) (1902)
  • Villafrades de Campos. ¡¡ Este es mi pueblo ¡¡. Taller tipográfico El Correo Gallego (1942)
  • El Húsar Tiburcio en la Guerra de la Independencia de Astorga (1948)

Referencias

  1. Ayuntamiento de Ferrol. Libro de Actas Pleno. Sesión inaugural, 1 de enero de 1916.
  2. El Pueblo Gallego, 23 de febrero 1933.
  3. El Pueblo Gallego y El Ideal Gallego 24 de octubre 1934.
  4. El Correo Gallego, 26 de octubre 1934.
  5. Fernández Martín L. Una rebelión precomunera en Tierra de Campos. Centro de Estudios e Investigación "San Isidoro" Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Patronato José María Quadrado. León (1974).
  6. Gómez Pastor R. El castigo a Villafrades por el Cardenal Cisneros ¿Error histórico?. (consultado el 10 de febrero de 2022)
  7. Rodríguez M (Velay). Tristes Recuerdos (1902). Imprenta La Marina (El Ferrol)

Villafrades de Campos

Ctra Palencia-León km 39
47606, Villafrades de Campos(Valladolid), Spain

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