La procesión del Cristo de la Misericordia recupera su esplendor

El Domingo de Ramos dio comienzo a la Semana Santa con la bendición de los ramos y la Santa Misa, a la que siguieron algunos otros actos a lo largo de la misma semana. Ya el Jueves Santo se celebraron los Santos Oficios con un monumento dentro de la sacristía engalanado con flores y preparado con mucho esmero y cariño por el grupo de mujeres que forman el coro parroquial y que a lo largo de todo el año quedan al cargo y cuidado de la Iglesia.

Tras el Viacrucis del viernes comienzan los preparativos para la celebración de la tradicional procesión, colocando las imágenes del Cristo de la Misericordia y la Dolorosa sobre sus andas. A mediodía la clásica comida de hermandad en nuestro sindi, tan bien regentado a lo largo de todo el año por Maximino y su familia. El número de comensales sigue en aumento año tras año y en esta ocasión fueron más de 70 personas las que compartimos un sencillo menú tradicional y propio de estas fechas como son las sopas tostadas y pescado al horno. Buena comida en excelente compañía y una sobremesa que antecedía a los Oficios y a un ratito de descanso antes de dar comienzo a la procesión.

Como cada año los devotos alumbran al paso de las imágenes a lo largo del recorrido por las calles Mayor, del Cristo y Húsar Tiburcio por las que discurre la procesión. El solemne silencio se rompía por el estruendo de las carracas y matracas que evocaban los tiempos de antaño en que en los soportales de la iglesia sonaba el atronador sonido de estos instrumentos, durante las tinieblas y que además servían para avisar al vecindario de los oficios religiosos a celebrar. El coro de mujeres acompañó con cánticos, plegarias y misereres que dotaban de solemnidad el acto. Como es costumbre se bailaron los pasos con gran ceremonial al son de las dulzainas y el redoble de tambor.

Cofrades de San Roque agitando las carracas anunciando la procesión

Concluyó el acto con el canto de la salve por parte de todo el pueblo dentro del templo, y el punto y final al día lo puso la chocolatada popular con la que el ayuntamiento agasaja a los asistentes.

El Domingo de Resurrección la lluvia impidió salir la procesión alrededor de la iglesia como solía hacerse, por un lado las mujeres portando la imagen de la Dolorosa y por el otro los hombres custodiando bajo palio al Santísimo, hasta que se producía el encuentro, en ese momento las mayordomas quitaban el velo a la Virgen. En esta ocasión el recorrido tuvo que abreviarse con un pequeño acto en el pórtico de la iglesia donde fue representado este encuentro y posteriormente en el interior se celebró la Misa de Pascua.

Tradicionalmente, en fechas próximas a la Semana Santa se elaboraban los típicos dulces de Pascua como "orejuelas" y torrijas que aliñadas con azúcar o miel resultan deliciosas. Las mujeres acudían a los hornos de la localidad o a los de pueblos vecinos, para hacer mariquitas, empiñonados, rosquillas, pastas, sequillos, morenos y cagarretas, que eran los dulces más característicos. Delicias que debían mantenerse fuera del alcance de los niños para que no diesen cuenta de ellas antes de las fechas señaladas y a lo que hace alusión esta coplilla local:

"Guarda la mejor rosquilla
para el domingo pascuilla"

También relacionado con los dulces mencionados era tradición en este pueblo el ir a comer la rosquilla el domingo de Pascua, y este año que el tiempo lo permitió se acudió a las eras más próximas para seguir manteniendo esta bonita costumbre.

Como reflexión final diré que actualmente y debido a los cambios producidos, tanto demográficos como por evolución del medio rural, como casi todo, los ritos y celebraciones van cambiando, manteniendo por un lado la herencia de antañonas costumbres que se ven enriquecidas con la aparición de otras nuevas. En la Semana Santa de Villafrades, donde se combinan ambos, hace que sea un momento y lugar apropiado para el reencuentro familiar y un afianzamiento de nuestra identidad como pueblo.

Esperemos a otro año pues y que podamos seguir recuperando viejas tradiciones, transmitiéndolas a los más pequeños, y animando a seguir acompañándonos a todos los que aun no siendo de aquí ya forman parte de este pueblo y sus costumbres.