Villafrades, el pueblo donde los tiempos se estiran

Y es que amigos, en el pueblo el fin de semana del primero de Noviembre es un no parar desde hace algunos años. Acabaremos cansados sí, pero felices.

Este año para algunos era el fin de semana bastante corto, así que había mucho que hacer. El sábado por la mañana niños y grandes se daban cita en el sindicato para vaciar y decorar unas calabazas fantásticas que Dionisio y Lina habían crecido en su huerta para que ningún niño se quedara sin su particular linterna. Estas calabazas huecas con una vela son las encargadas de alumbrar en la noche oscura los portales donde se esconderán ricas golosinas para compartir entre todos. Nuestro particular "Halloween", o mejor dicho "noche de ánimas" no había hecho más que empezar.

Esa tarde los pequeños disfrazados de brujas o calabazas, de vampiros o piratas fantasma, de zombie o esqueleto, preparaban y se comían su terrorífica merienda mientras que en el salón del ayuntamiento se preparaba un túnel del terror, asustador y divertido.

Y del túnel a los portales, al soniquete del "truco o trato" los niños iban recogiendo caramelos seguidos por toda una procesión variopinta y numerosa. Y es que nosotros hacemos las cosas a nuestra manera, y convertimos cualquier paseo en un evento social con participación de todos. Es cierto que así se alarga la cosa un poco, pero así somos nosotros.

Nuestra red social se actualizaba con fotos a tiempo real para que los que por uno u otro motivo no podíais estar con nosotros, y una leyenda que rezaba: "Villafrades es el pueblo donde los tiempos se estiran y da para todo, afectos y efectos". Y así es siempre, tiempo de charlar, de compartir, de ponernos al día, apoyarnos cuando las cosas nos están resultando particularmente duras. Y así llegó el domingo. En nuestra cultura este fin de semana se dedica a recordar a aquellos que ya nos dejaron, y no tengo duda alguna que todos aquellos con memoria para recordar a alguien que ya falta, ha dedicado muchos momentos a ellos.

Y el viento empuja fuerte para recordarnos que no hay otra que seguir para adelante, y el sol brilla, y Villafrades es el pueblo donde los tiempos se estiran, así que podemos disfrutar de la vida, del campo, de esa naturaleza llana y pacífica que esconde tesoros que disfrutan aquellos que saben mirar. Sacar unas horas para pasear por las veredas, o caminar por un pueblo con tesoros escondidos nos dan energía para el regreso, para la pelea, para seguir, como el viento para delante.